Y la búsqueda se hizo eterna, se olvidó en la intimidad, entre sábanas, entre besos desapasionados y funcionales. Todo rutinario, todo estaba calculado, acciones, efectos, miradas, caricias y palabras. Era tan simple. Era mi gran juego, mi espacio, mi ritual en cada anochecer.
Atrapada en mis pasiones, ansio un nuevo amanecer, un nuevo sol cálido y natural, que haga brillar mi piel, que sin más logré parar esta búsqueda, que culmine con esta sed, que me lleve tan solo con la más mínima caricia.
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