Y llegaste, llegaste con un amanecer radiante y cálido, con una esperanza que ya había olvidado, con mil alegrías y caricias.
Llegaste y mi vida se llenó de sonrisas, de besos, de palabras y compañía.
Llegaste, con tu dulce y brillante mirada, con penas y fortunas, con melodías gratas y flotantes.
Llegaste y pareciera que siempre estuviste, que tu calor siempre fue para mí, que tus manos conocían cada centímetro de mi piel y que tus labios no conocen mejor refugio que mi cuerpo.
Llegaste y mi corazón nunca más dejo de latir tan fuerte y rápido.
Llegaste para iluminar mi mirada, para darle sentido a todo el camino recorrido, para hacer del presente un mejor tiempo, un mejor momento.